Pequeña, pero con la fuerza de una pimienta, es la muestra del salón que obedece a la segunda convocatoria de la Asociación de Artesanos Artistas para el 2009, y que esta vez responde al tema de “Pintura libre sobre soporte cerámico”; rica es en encuentro intergeneracional y diversa en posibilidades expresivas y soluciones técnicas. Sin embargo, reina en ella un aire de nostalgia por algunos nombres, por artesanos que en fechas recientes desafiaron nuestras concepciones estéticas, particularmente por el uso del color.
 

Pero  más allá de los lenguajes quiero invitarles al disfrute de los discursos, a liberar con total desenfado los órganos receptores de nuestro ser, incluso aquellos que no clasificarían fisiológicamente como tal.

De modo que, no tema si se contrae su corazón o frunce el ceño ante el intimismo de una pieza como El silencio de la vergüenza, ni limite su potencialidad retiniana ante Fénix, Carroza de fuego, Delfinario o las contrastantes monocromías de Expulsión y las que rinden Homenaje a Miró en diálogo con las reinterpretaciones a Lam, Servando y Portocarrero en 3D3. Demuestre poseer la parsimonia de la contemplación de un plato-bodegón que luce cual mesa servida de los más ricos manjares o la perspicacia que reina en la sutil metamorfosis de Mujer pez.

No sea escurridizo y, sobretodo, no cree fantasmagóricas barreras entre los derivados de la tradicional alfarería y la sugerente lucidez de una abstracción que subyace en luminosos colores e imprudentes texturas.

Se hace presente la pintura sobre el barro y a estas alturas no importa ya si una riñe o ama a la otra, porque unidas habrán de estar, al menos por esta vez, vayan donde vayan.