A tiempo para Arte en la Rampa
A tiempo para Arte en la Rampa
Más de un mes lleva abierto el céntrico Pabellón Cuba, esta vez con la XIX edición de la Feria de la Cultura Cubana Arte en la Rampa (del 6 de julio al 2 de septiembre y ya con más de 70 000 visitantes) y cada tarde sigue pareciéndose a las primeras, cuando el público, ávido por visitarlo, se llegó al recinto capitalino para ver en materia de arte lo que trae la temporada veraniega.
Desde la entrada misma cambia el aire que respira el que hasta allí se llega. Lo diverso y lo original, la calidad y la belleza sacuden los sentidos y convidan al deleite. Mirar, buscar y hallar lo que se quiere entraña sumarse en un abejeo, que no por bullicioso está exento de disfrute.
Cierto es que el calor golpea, pero en estos meses es casi imposible librarse de él; sin embargo, el abanico infaltable en el bolso femenino, el atuendo apropiado que se lleva y las actuales disposiciones de los más de cien estands (del Fondo Cubano de Bienes Culturales, Artex, la Egrem, Casa de las Américas, el Instituto Cubano del Libro, el Icaic y la Casa de los Abanicos de la Oficina del Historiador de la Ciudad, apoyados por la Asociación Hermanos Saíz, que ofrece su sede para la cita) hacen más cómoda la visita a este sitio que se ha convertido en elección priorizada por la familia, al menos una vez en el verano.
Siempre hay alternativas para paliar el sopor de la tarde estival cuando se está en la Feria. Helados, refrescos, menús propios para la ocasión, se ofertan en kioscos previstos para garantizar los alimentos; y hay quienes, tras apreciar, y hasta adquirir, alguna de las hermosuras en materia de bisutería, calzado, textiles, muñequería, artesanía y cueros, entre otros, se ubican en algún punto sombreado para descansar un poco y continuar el rumbo.
Las impresiones gozosas no solo están en los rostros de quienes preguntan, piden una u otra talla, se prueban zapatos, o evalúan las ofertas para llegarse hasta allí el día del cobro. También cuentan las palabras expresadas por visitantes y comerciantes a este diario.
Para Aida Álvarez, jubilada que vive en La Habana del Este, este lugar le sirve para socializar y estar al tanto de lo que hacen los artesanos en materia de manualidades. «Yo soy asidua visitante, hay variedad en las ofertas y eso hace que el público vea esto como un lugar de esparcimiento».
Esperanza Quiala es ingeniera química, y aunque no está de vacaciones aún, se llega hasta la Feria después de su horario de trabajo. «Yo vengo todos los años, me encantan los cuadros, hoy vine buscando tacitas. Es desconectar de la rutina, es algo muy refrescante. Cada año es mejor la calidad de los productos», comenta.
«Yo vine por el libro de Calviño –dice a Granma la joven Lissette García–. Me lo recomendó una compañera que estuvo en la presentación. Leo en el verano y a toda hora», dice sonriente y mira el libro recién adquirido.
La niña Leysinés de la Caridad Cárdenas visita la Feria con su mamá y su abuela. «Me gusta mucho venir. Siempre hay cosas lindas y aquí me divierto mucho. Me han comprado ropa, zapatos y cosas para la escuela», nos cuenta.
Por otra parte, las vendedoras expresan su complacencia mientras dura la Feria. A Katiuska Piedra, trabajadora del estand donde se oferta el trabajo en plata del artesano Alberto Valladares, le encanta su trabajo. «Disfruto trabajar con el público, explicarles y hacerles sugerencias sobre la mercancía».
Daniela Méndez habla de la acogida que ha tenido el estand infantil, donde destacan bellos trabajos de muñequería: «Las personas nos comentan y reconocen el buen trabajo. Eso resulta muy estimulante, y las
ventas han tenido un comportamiento muy bueno», dice.
Con participación de otras provincias, en este mes Guantánamo y Granma, además de Cienfuegos, que es invitada, las propuestas de la Feria constituyen una amalgama que busca complacer la diversidad de sus seguidores. Conciertos con excelentes músicos cubanos, los viernes, sábados y domingos a las 5:30 p.m., presentaciones discográficas y literarias, espacios infantiles los fines de semana en el patio central, exposiciones fotográficas, dedicadas al Che, en el aniversario 90 de su nacimiento, música campesina y trova, y conversaciones desenfadadas con artistas e intelectuales en el espacio Encuentro con…, cuentan entre los sucesos culturales que, quien no ha ido aún, se está perdiendo.
Las puertas continuarán abiertas hasta el 2 de septiembre como preámbulo del inicio del curso escolar, pero mientras llega la fecha en que todo cambia en nuestras vidas, hay tiempo todavía para una tarde de verano, primores y artesanía.
Fuente: Granma