Carmen Ferrán: Imprescindible en el diseño de moda
Carmen Ferrán: Imprescindible en el diseño de moda
Los arqueólogos y antropólogos concuerdan en que los vestigios de vestimenta más antiguos se remontan a más de 50 mil años Antes de Nuestra Era. Su fin era protegerse del clima. Con el descubrimiento de la aguja de ojo, hace unos 40 mil años, comenzó el largo camino del diseño de vestuarios, el cual ha experimentado incontables transformaciones debidas al propio desarrollo social, el descubrimiento de nuevos tejidos y materiales y a las tendencias que dictan los diseñadores.
En Cuba, estos creadores llevan a cabo ingentes esfuerzos para contrarrestar los estereotipos y las influencias extranjeras en el vestir insular, sobre todo entre los jóvenes. Entre esos artífices se encuentra Carmen Elia Ferrán Ortiz (La Habana 1951), una emprendedora diseñadora que se ha propuesto “confeccionar conjuntos de ropas, para todas las edades, en las que mediante materiales tradicionales, como el hilo, el lino y el algodón —y la combinación de estos—, logremos que nuestros jóvenes acepten el buen gusto que les ofrecen las producciones artesanales”.
Miembro de la Asociación Cubana de Artesanos y Artistas (Acaa), en la manifestación de Textil, a esta maestra artesana, acreedora entre muchos otros lauros del Premio en confección Masculina en la XIV Feria internacional de Artesanía FIART 2010 con la Colección Hoy como ayer (de guayaberas), la conocimos en su acogedor Bazar Ferrán, perteneciente al Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC), radicado en la calle Obrapía número 503, entre Villegas y Bernaza, en La Habana Vieja, donde dialogamos sobre su labor y los derroteros actuales de la moda en Cuba.
Recuerda que se introdujo en este tipo de trabajo artesanal luego de que su hermana y su madre “me enseñaron a tejer a crochet con dos agujas. También aprendí a coser, lo cual me permitió realizar conjuntos de piezas que combinaban los tejidos manuales con las confecciones textiles”.
De piel cobriza, mediana estatura, dinámica comunicadora y, sobre todo, con un alto concepto de la amistad y la solidaridad entre los seres humanos, Carmen es conocedora de su oficio, así como de las técnicas, los diseños, y las tendencias del vestir contemporáneo. Es graduada de Economía, en la especialidad de Planificación, cargo que desempeñó en el Ministerio de la Construcción, para posteriormente laborar como especialista Comercial en las Industrias Locales del Poder Popular.
“En la década de los años 90 del pasado siglo, por problemas de salud, tenía que guardar reposo absoluto. Comencé, por necesidad, a tejer acostada. Entonces pasé a ser cuentapropista y vendía mis piezas en la Feria de la Calle 23. Para esa época había perfeccionado mis conocimientos a través de varios cursos, como el de Corte y costura, auspiciado por la Federación de Mujeres Cubanas (1988); organización que igualmente programó talleres de tejido a crochet en 1989, el cual pasé con excelentes resultados, y en el 2005 me incorporé a las clases de deshilado impartidas en la sede de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas (Acaa). Estos encuentros me permitieron alcanzar una formación mucho más sólida en el mundo del tejido y la costura”, dijo.
A partir del año 2007 la Ferrán comenzó a exponer sus creaciones textiles. Participó en más de 15 muestras personales y colectivas, entre las que se recuerda la de diseños de vestuarios para personas mayores de 40 años efectuada en el 2004 en el Pabellón de la Maqueta, la cual alzó sus credenciales como artesana de reconocido prestigio. En ese mismo año concurrió a los talleres de la técnica del Frivolite, en la Acaa, institución en la que fue aceptada en el 2009 como miembro.
Figura imprescindible en las diferentes ferias internacionales de artesanía artística, las cuales han enriquecido el currículo de esta maestra que igualmente ha representado a Cuba en otros encuentros foráneos como el de Artesanía, Joyería, Regalo y Decoración, en Monterrey, México y ha participado en una docena de importantes desfiles de moda realizados en la capital.
“Tenemos que modernizar los esquemas, como los de las guayaberas y otras prendas confeccionadas con tejidos de hilo, algodón y lino, que sean hechos con delicadeza y enamoren a primera vista por su gracia y glamour…”. Cualidades que sobresalen entre las prendas que exhibe en su bazar.
Con tal fin ha reanimado su taller de confecciones, ubicado en la barriada de Luyanó —donde transcurre buena parte de su vida—. Junto a ella, allí laboran su nieto mayor —tiene seis—, Faviet, de 28 años de edad, diseñador, quien también ejerce el oficio de trazador y cortador; y su hija —cuenta con dos— Yuset, de 42 años, costurera, le ayuda en el “papeleo”. En su equipo, además, el ágil comunicador Vilmeidy Bombale, quien propició este encuentro.
Ese espacio de manufactura textil dispone de avanzados equipos que le permiten generar atuendos atrayentes, como los que obtiene a través del uso de la técnica conocida como sublimación, en la que recibe la cooperación de su compañero, Carlos, encargado de poner en marcha esta artilugio para realizar prendas “personalizadas, es decir con bordados e impresiones afines al gusto de cada individuo. De tal modo, en los atuendos pueden incluirse frases, palabras, dibujos o fotos. Esta es una oferta exclusiva de nuestro bazar.
“Nos toca —agregó— estimular a los jóvenes a usar vestimentas acordes a nuestros clima, idiosincrasia y cultura. Se trata de una cuestión de orientación de la moda, pues el cubano siempre ha sabido vestir bien”, precisó Carmen.
Según ella, su bazar “no solo tiene como objetivo vender ropas y otros atuendos, como carteras, sino irradiar, desde el corazón de la capital, cubanía y cultura. Nos interesa promover nuestra auténtica guayabera en un ambiente donde los visitantes igualmente pueden disfrutar de un excelente café criollo. Somos un centro promotor de nuestras tradiciones”, dijo la artista, quien asegura que Cuba transita por sus venas hasta llegar con fuerza a su corazón.
“Porque soy de esta cálida tierra, también amo sobremanera nuestra música. Disfruto tanto de una ópera, una zarzuela y una sinfonía clásica, como de una rumba, un guaguancó, o un son. Lo mismo bailo al ritmo de la Aragón que con Gente de Zona”.
Así es Carmen Ferrán, un nombre que hace historia dentro del diseño de moda en Cuba.
Fuente: Trabajadores