Cuando el arte sano se entreteje con la tradición
Cuando el arte sano se entreteje con la tradición
El Salón de Artesanías Eduardo Martínez es el evento más importante de la filial avileña de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas; en su nueva edición, presenta diferentes manifestaciones creadas por sus miembros
Dana María Gómez SánchezUna de las obras del conjunto cerámico Mi jardín, de Yuliet Rodríguez Baños, reconocido con un Gran PremioDiversidad de soportes, dimensiones, técnicas, conceptos, formas, texturas, en aras de la belleza y su cotidianidad, se exhiben en la Galería de Arte Raúl Martínez, sede del Consejo Provincial de las Artes Visuales, como parte de la vigésima cuarta edición del Salón Provincial de Artesanías Eduardo Martínez.
Gracias a la entrega de los artesanos y la dirección de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas, se muestra un decoroso evento. Es meritoria la participación de los creadores con sus respectivas propuestas; también, la evolución artística en gran parte de las artesanías.
Conformaron la muestra 103 piezas, las cuales fueron recepcionadas por el jurado de admisión. Destaca la incorporación de aficionados a esta actividad, quedando fuera de concurso solo cinco propuestas. Los autores interesados en la superación recibirán un taller de creación artesanal, concebido para ese fin.
De entre las manifestaciones, predominó el textil, con diferentes diseños y aplicaciones; la miscelánea lo secundó. Las labores en metal, y la talla en madera preservaron sus niveles técnicos, en comparación con ediciones pasadas. En menor cuantía, las manifestaciones cerámica, papier maché y piel.
Los jurados estuvieron integrados por artesanos artistas y especialistas del ámbito de las artes visuales en el territorio. Después de apreciada la exposición, el jurado principal, otorgó sendos Gran Premio a En blanco y negro, de Odalys Álvarez Fernández, líder del Proyecto Manos Mágicas; y al conjunto cerámico Mi jardín, de Yuliet Rodríguez Baños. La primera propuesta, imaginada en dos piezas para el despliegue del tejido con cintas de motivos florales; la segunda, un conjunto cerámico donde el arte ingenuo y brotes de la naturaleza viva confluyen desde la fantasía.
Se concedieron tres premios en igualdad de condiciones: Flores, manufacturado en marquetería, por Lorenzo Daniel de Paz; Guerrero, en cerámica roja, de Yuri Limonte Hera; y un exquisito tejido a crochet (malla filet), perteneciente a Orialis González Farré.
Este certamen anual tuvo a bien reconocer otras presencias artesanales con probada calidad artística, validando 16 menciones; además de los reconocimientos institucionales, los cuales contribuyeron a la promoción del artesano y su obra.
A modo de síntesis, el Salón de Artesanías Eduardo Martínez demostró la posibilidad de la creación artesanal artística, inspirado en las tradiciones campesinas y populares.
Aparecen escenas con la incorporación del bohío, asomos afrocubanos y de ascendencia hispana —como los que confirman la herencia canaria en las confecciones de textiles, bordados y tejidos.
Algunos creadores no intencionan la búsqueda de la identidad local, pues prevalece la recreación de temas foráneos y ajenos a la realidad contextual, limitando lo genuino. Otros no demuestran notorios avances de conceptos, menos aún en sus figuraciones.
Los proyectos Manos Mágicas y Bordando Sueños son pruebas fehacientes del vínculo labor-enseñanza-aprendizaje en el empoderamiento femenino y la encomienda de preservar esas tradiciones.
Por: Mayslett Sánchez Clemente | Periódico Invasor