De colores y flash

De colores y flash

  • Gran Premio, Del paraíso y sus laberintos, de Pedro Quiñones Triana. Fotos: Mayslett
    Gran Premio, Del paraíso y sus laberintos, de Pedro Quiñones Triana. Fotos: Mayslett

El XXXI Salón Provincial de Artes Visuales Raúl Martínez logró diversidad a través de las diferentes manifestaciones artísticas, aunque, de modo atípico, la fotografía resultó predominante.

Felizmente quedó inaugurado, en la mañana del sábado 26, el Salón Raúl Martínez, en la Galería del Consejo Provincial de las Artes Visuales, a pesar de contratiempos. Otra convocatoria intencionó la activación de los artistas de la provincia, en aras de la presentación de sus respectivas creaciones artísticas, para el evento insigne.

En su trigésima primera edición, el certamen se logró, gracias a la respuesta de los creadores, empeño de los gestores culturales, y los medios de comunicación.

Si bien el evento contó con una reducida participación del gremio artístico visual, respecto a la entrega de obras, e inauguración, constituye una exposición donde se impone la diversidad.

Desde la inauguración resulta el sitio ideal para el encuentro del artista y su obra, con el público a través de destinos diferentes. Por ello, se convierte en un espacio cultural enfocado en la confrontación del quehacer avileño contemporáneo, pues cada uno de los creadores dialoga con sus iguales.

En la Galería de Arte se exhibe la creación orientada a dicho encuentro, en el que se ausentó la escultura. Sin embargo, manifestaciones artísticas, tales como: fotografía, pintura, dibujo y grabado, componen la muestra; el lenguaje fotográfico es predominante.

La experimentación fotográfica no solo salvó el Salón, sino también, destaca a través de distintos procedimientos tecno-formales. Fotógrafos reconocidos por la constancia de su práctica artística a través del lente, continúan su línea expresiva; otros renuevan su óptica. Aparecen atipicidades con el uso del flash.

Es interesante cómo hacedores de pintura, escultura y artesanía artística, recurren a la fotografía, con el propósito de obtener los efectos ideados. No obstante, frescas, e irreverentes, miradas de noveles, crean su nueva realidad en la foto.

Los artífices de la técnica antes explicada indagan respecto a nuevas perspectivas, a pesar de la significativa apelación a presupuestos del siglo pasado.

En el contexto del Salón algunos artistas registrados en la historia del arte avileño, como resultado de su entrega al arte, continúan manifestándose a través de sus improntas: Abel Denis y Héctor Torres. Especial reconocimiento les fue concedido a ambos miembros de la Sección de Artes Visuales de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).

Abel Denis, joven aficionado, apareció con siete formatos y, de entre ellos, un retrato al óleo, de Camilo Cienfuegos, con su típico sombrero alón, en la Primera Gran Exposición de Pintura, el 17 de abril de 1960. Desde entonces hasta la actualidad, es cultor y promotor del género paisaje en la pintura. Activo participante en los eventos Entorno y Salón Regional de Paisaje.

Héctor Torres, legendario vocero del arte avileño; creador y promotor del grabado, en especial, la colografía. Durante décadas ha representado la cultura avileña en eventos de cobertura local, nacional e internacional. La singularidad de su discurso plástico, al atender las problemáticas del ser humano y su entorno, así como las particularidades de su dibujo, paleta, valores, convierten a su obra en única.

Otros apuestan a la reactivación de discursos definidos a través de la historia del arte. Obras con la autoría de los hermanos Sánchez Rodríguez, o sea, Carlos Roberto, Kiko, y Plinio Rolando, demuestran empeño artístico: el primero, explorando más allá de la pintura; y, el segundo, profundizando en el género retrato.

Por otra parte, Bárbaro Toranzo Gordillo, presidente del Consejo, en dualidad de funciones, tuvo la gentileza de colaborar en calidad de invitado con una muestra de sus labores, lo cual se agradece.

También asoman interpretaciones, centradas en el cuestionamiento de la realidad, para provocar la meditación; también, desarrollar el pensamiento cultural, es decir, cautivar, al espectador crítico, donde la sujetividad se diversifica y transgrede.

El jurado principal, integrado por destacados artistas del registro avileño: Luis Enrique Milán Boza, Yuri Limonte Hera y Osvaldo Gutiérrez Gómez, concedió el gran premio a: El paraíso y sus laberintos, de Pedro Quiñones Triana. Entregaron, además, premios a las siguientes obras: Sombra, de Humberto del Río; Como los peces, de Carlos Roberto Sánchez; y, Flores del cielo, de Roberto Ávila Hernández.

En las menciones se hallan: Adán y Eva, de Héctor Torres González; y, Aunque se llene de sillas la verdad, de Jorge Mario González Torres.

Jurados colaterales de instituciones culturales y sociales estimularon el trabajo artístico del terruño con premiaciones: Dirección Provincial de Patrimonio (Como los peces, de Carlos Roberto Sánchez); Asociación Cubana de Artesanos Artistas (Plegaria de día y de noche, de Eduardo Martínez Burgos); Fondo Cubano de Bienes Culturales (Sombra, de Humberto del Río); Asociación Hermanos Saíz (Flores del cielo, de Roberto Ávila Hernández), UNEAC (Del paraíso y sus laberintos, de Pedro Quiñones Triana); Sociedad Cultural José Martí (Retrato de familia, de Plinio Rolando Sánchez Rodríguez; y Ternero degollado, fotografía de los coautores Leodam Vázquez y Dana Gómez Sánchez); y, el Centro Provincial Casa de Cultura (Purificación, de Heisy Pérez Pérez).

El equipo de trabajo de la Galería de Arte, a favor del despliegue de la programación cultural, exhibirá el Salón Raúl Martínez, de martes a domingo, durante un mes. Mientras se realizan actividades dedicadas a los públicos, entre ellas, visitas dirigidas a la ciudadanía, con la expectativa de que la dinámica de esta institución cultural, constituya una opción para el esparcimiento y disfrute de la familia.

 

Fuente: Mayslett Sánchez Clemente | Periódico Invasor

Contenidos Relacionados

Reminiscencias de la obra del artista cubano Alfredo Sosa Bravo se aprecian en la obra Sin título, de Yuri Limonte Hera. Foto: Alejandro García