Un grupo de jóvenes adiestradas en las labores del hilo y de la aguja, junto a maestras consagradas, se unieron en una exposición dedicada a Trinidad por sus múltiples reconocimientos.

La exquisitez de las artes manuales asoma en varios espacios de Trinidad, que ha organizado toda una jornada para festejar los cinco años de su declaración como Ciudad Artesanal del mundo, un título que hace justicia a la pasión por las labores de la aguja, tan arraigadas en esta villa colonial.

La exposición Colaboración, maestría y tradición, inaugurada en la sede de la Casa de Artex, evidencia no solo la excelencia de las piezas que la componen, sino la vitalidad de una tradición que perdura de una generación a otra y asume códigos estéticos contemporáneos, sin perder sus esencias.

La artista Yudit Vidal, líder del proyecto Entre hilos, alas y pinceles, agradece a las artesanas y artesanos que han logrado mantener viva las artes manuales.

En esta ocasión se dieron la mano la Escuela de Oficios de Restauración Fernando Aguado Rico y el proyecto Entre hilos, alas y pinceles para mostrar las habilidades adquiridas por las alumnas del curso de Modicostura, en su tercera edición, y que pone en manos jóvenes el futuro de las tradiciones artesanales.

Los tapetes, pañuelos, batas, camisas y vestidos que forman parte de la colección son el resultado del interés de estas discípulas, capaces de trabajar puntos, tejidos y bordados como parte de los saberes aprendidos gracias a la constancia de maestras artesanas dispuestas a mantener vivo tan preciado legado.

“Aprendí de mi abuela que fue alumna de la antigua academia de costura de la ciudad y ahora es un honor para mí enseñarles a estas muchachas para que no muera una práctica de tantos años”, comentó Yamiley Ceballos, integrante del reconocido proyecto de las artes visuales, del que también forma parte Iraida González, otra experta en las labores del hilo y de la aguja.

Durante la inauguración de la muestra, la multipremiada artista de la plástica Yudit Vidal Faife expresó emocionada que el espíritu de esas grandes artesanas que ya no están parece reencarnar en cada pieza confeccionada desde la más íntima inspiración y con la guía de mujeres que merecen el homenaje siempre. 

Las piezas confeccionadas por las alumnas, con la ayuda de sus profesoras muestran la exquisitez de estos trabajos manuales.

Marianela Herrera, directora de la institución adjunta a la Oficina del Conservador de Trinidad, agradeció a las profesoras por apoyar en la formación de las estudiantes. “También a quienes abrieron las puertas de sus instituciones, cual madre abre sus brazos, para acoger un hijo en su regazo”, manifestó.

Tras esta demostración de constancia, oficio y talento, las noveles artesanas se encuentran listas para emprender sus propios sueños, empoderadas y depositarias de una tradición que viste de elegancia a la ciudad.

Por: Ana Martha Panadés | Periódico Escambray